lo falso y lo verdadero
El hilo negro que todos descubrimos. El acierto maravilloso que se viste de infinidad de telas hechas por los ancestros. Lo nuevo revisitado y revestido. Buscar la grandiosidad en el acto ajeno de ese otro que tocó los cielos hace muchos años. ¿Cómo encontrar esa piedra preciosa entre tanta roca sin valor? ¿Cómo es que lo grandilocuente opaca a esas voces calladas y constantes que, picando piedra, generan la cultura de esta sociedad?. Regresamos -siempre regresamos-, a la Educación. A esa con mayúscula que no sólo nos inunda de información, sino que da la pauta para los juicios equilibrados de nuestros actos. Esa educación que se ríe de los nepotismos, de las vanidades personales, de aquellos que esconden la verdad en un cajón, porque la mentira les da de comer. Muchos eventos en estos días vuelven claro que es la Educación la que nos salva. Política y culturalmente. ¿Cómo ser ciegos a la situación que atraviesa el país? Imposible, pero ¿Cómo ser tan, pero tan ciegos,