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Después de mil años entro a este blog. Le cambiaron todo el formato y la verdad ya ni lo entiendo. Así que escribiré nomás para refresh it. Las imágenes de los santos de bulto siempre me sorprenden. No sólo porque ni siquiera cumplen con los rasgos típicos de la región a que pertenecen, sino porque nos damos total libertad de modificarlos a nuestro antojo. Hoy me tocó ver una San Judas Tadeo de bulto, y su rostro semejaba al de Henry Cavill. Yo digo que las estrategias de ventas siempre están por encima de toda ético, y claro, de cualquier realidad.

ignorancia bienhechoras

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¿Será que hay ignorancias bienhechoras? No todo el conocimiento apunta a la felicidad, eso me queda claro. El Saber también tiene sus bemoles, pero no por eso es menos anhelado, no por eso deja de ser la piedra basal en la que nos desarrollamos. Se pueden ignorar muchas cosas, pero una vez que adquieres conocimiento es difícil descartarlo. Se te incorpora celularmente. El conocimiento nos transforma desde dentro. Si has aprendido a pensar, ¿Cómo no usar esa capacidad y seguirte autotransformando por así decirlo? Y sí, el aprendizaje es un proceso doloroso, como dijo Lucy, la de la película de Luc Besson, pero no necesariamente tiene que ser sólo eso. El aprendizaje también es gozo, epifanía vital, conciencia y sentido del otro. El conocimiento mejora mis habilidades prácticas y también alerta mis sentidos de un modo inefable. El bagaje que acumulo no tiene límite, y aunque mi cuerpo empiece a envejecer, es posible seguir aprendiendo cada día hasta el momento de morir. Con el
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La parentela. Esos personajes que habitaron nuestra infancia ya sea de manera permanente o en ocasiones fugaz. Aquellos que cada cierto tiempo encontrábamos en las fiestas familiares. A los que nuestras madres nos obligaban a saludar de beso y de los que teníamos que soportar el aroma a viejo, algún jalón de pelo simulando una caricia o una barba mal cuidada restregada en nuestra mejilla. Cada uno con una historia a cuestas que a la niñez poco importa. Hoy, que es mi turno de ser esa pariente vieja, a la que tal vez no quieran saludar, porque claro, ahora yo soy la que huelo a rancio, me doy cuenta que cada personaje tenía una historia ligada a nuestra familia. En cada uno de ellos había tragedias o anécdotas chuscas. En una región tan pequeña, los matrimonios entre primos segundos o incluso primos en primer grado, no era descabellada ni mal vista. Hay un tejido que nos une que se hizo muchos nacimientos y matrimonios. Los niños que fallecieron prematuramente; aquella a la que

día de la poesía

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Con hartos sentimientos raudos hacia el corazón en mi cabeza está el principio y el fin el aquí y el ahora El futuro es el viento y el pasado el aroma La retina se nubla con el calendario confío en lo que adivino hoy más que nunca el pecho guarda, el pecho acumula y a veces explota hoy más que nunca los órganos aliados luchan contra el olvido.

Qué se pierde en la "virtualidad"?

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La Pandemia del Covid19 nos hizo virar inesperadamente hacia un mundo virtual a fin de concluir nuestro ciclo escolar.  De manera apresurada tuvimos que replantear cómo hacer llegar los contenidos a nuestros alumnos y cómo evaluarlos a través de los medios que ofrece la red.  Usamos plataformas o redes sociales en ese intento de comunicarnos con nuestros estudiantes.  Salvamos, en lo posible, un semestre mediante el cambio de estrategias de aprendizaje. No estamos aún listos para saber si fue mejor o si se lograron los objetivos al cien por ciento. La realidad es que nunca se alcanzan a cubrir los objetivos completamente de manera presencial, y saben qué? no importa tanto.  Este virus desbordante, tanto como nuestra estupidez al no tomar las precauciones debidas,  prolongará su efecto varios meses más. Habrá pérdidas humanas y claro, económicas.  Significa que iniciaremos de nueva cuenta el semestre a través de plataformas virtuales.  Tendremos que hacer nuestro mejor esfuerzo para aju

El cansancio

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Hay un cansancio interno que no viene de la mucha actividad.  Es uno que traigo enraizado entre la mente y el corazón.  Viene acumulado de sinsabores, de esperas inútiles y de cambios inexistentes. Cansancio que el ocio salpimenta con sazón de cocinero experimentado.  La mirada se lanza al exterior, hacia la vida silvestre que da ejemplo de resistencia, de convivencia inusitada.  Allá, afuera, en el calor agobiante, las aves y los reptiles disfrutan la flora nutriente y reciben cobijo del sol; construyen su hogar a partir de ramas y hojas.  Tengo que mirar al exterior porque ahí está mi esperanza.  Apartarme un poco de la palabra y la injuria constante.    Tengo que defenderme de esas palabras que parecen llanto sin fin   De esas historias que matan más que la enfermedad. No quiero ese sustrato hecho de quejas y odios;  es mejor la lejanía, es mejor el brote inesperado de una planta;  prefiero pues el abono de miradas al exterior.   Cuando todo parece indicar una catástrofe humana, s

no estoy segura

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No estoy segura de lo que quiero escribir hoy.  ¡Suceden tantos acontecimientos!, la mayoría tristes en estos tiempos.   La muerte nos confronta con el tiempo, el tiempo que sigue su marcha sin importarle pandemias, economías neoliberales, terremotos, etc.    Toda confrontación nos lleva a un dolor inevitable.  Pone en tela de juicio una idea interna que a veces tomó tiempo cimentar; pone en duda aquello que pensamos absoluto.   El dolor da lugar a otro germen si somos astutos, pero sobre todo si somos humildes.  Lo difícil es confrontarse con uno mismo y construirse día a día.   Saber que esa confrontación tiene límites, y que cada vez que construimos algo,  el tiempo devora sin piedad la posibilidad de volver eterno es acto de renovación ideológica.    Jugamos a las pausas, para darnos un respiro, o nos anquilosamos congelando el tiempo como si esto pudiera volvernos infinitos. La negación es una forma adelantada de muerte, pero no lo sabemos.  Vivimos una muerte latente cuando alej

Los Estudiantes

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Esta tendencia difícil de extirpar, llamada la comparación temporal,  es causa de juicios erróneos. Sentencias fuertes sin el mínimo de rigor realista. Hablo de nosotros, de los que a veces vivimos en un ayer idílico muy difícil de sostener, pero que a nuestra memoria le parece fabuloso.  Voy a cumplir,  ya casi,  32 años impartiendo clases básicas, nada complicado, lo sé; He visto pasar por mis aulas, a mucha gente, a niños, jóvenes y adultos.  Yo digo que he tenido suerte, porque mientras escucho quejas actuales sobre el comportamiento de los chicos, yo siento que hay mucha bondad aún.  Siempre habrá alumnos complicados que nos reten; con los que no hagamos clic.  Eso es inevitable, pero nosotros somos los maestros. A nosotros nos toca pensar un poco en que cada alumno representa un mundo diverso, lleno de altibajos, de circunstancias que no conocemos.  Estandarizar es cómodo, pero también es aburrido. No representa retos...y la vida es eso, retos constantes que tenemos que superar.